La vida no merece que
uno se preocupe tanto
¿Qué hay dentro de nuestro ser
que nos impulsa a preocuparnos? La preocupación es intrínseca al oxígeno que
respiramos.
Cada humano tiene su medida, su
talla, su peso de preocupación. No depende de nada que podamos manejar.
Nos invade sin permiso y nos
provoca el insomnio del alma. Nos acoge en su regazo y nos brinda el
desasosiego a su voluntad.
La preocupación es libre, se
introduce en nuestras venas y circula sin límites de velocidad y posee todos
los puntos.
Cada humano se doblega ante sus
preocupaciones sin levantar la vista al frente. Circula sin señales, tan sólo
en los precipicios insalvables y es entonces cuando hacemos el stop por
obligación.
Nos desnudamos de preocupación y vuelta a empezar.
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